Una de las razones por las cuales no me denomino vegana es porque utilizo productos de las abejas de forma esporádica y con fines medicinales. Utilizo la miel, el propóleo, la cera y algunas veces el polen. Me gusta la apicultura y pienso que es parte integral de la agricultura ecológica. Sin abejas no existirían muchos frutos que hoy en día conocemos pues necesitamos que estos insectos los polinicen. Crecí viendo a mi padre trabajar en la apicultura, reconozco el sabor, olor y la consistencia de la miel verdadera. Se me hace MUY difícil conseguir miel que sea real y sin alteraciones, muchas veces veo que la venden en tiendas de productos naturales, y a pesar de que dice ser miel local “sin pasteurizar”, el olor y el sabor dista mucho de lo que conozco por experiencia.
Pienso que lo que proveen estos animalitos se debe utilizar con consciencia y de forma comedida. Sus productos y derivados son altamente medicinales para los seres humanos, tal y como mencioné antes en esta publicación sobre el propóleo.
La apicultura, al igual que la agricultura, intenta “modificar” el espacio para producir lo que se quiere. En el caso de la apicultura, el trabajo del apicultor radica en proveer un espacio seguro -en este caso una caja de madera con cuadros de madera- para que las abejas construyan sus panales de forma “organizada” y fácil de manejar por el apicultor. Las abejas en su estado natural construyen sus “casas” en distintos lugares que entienden las pueden proteger del sol y la lluvia. Como por ejemplo entre dos paneles de madera, bajo un estanque, etc. Ellas no necesitan de que un apicultor las maneje para subsistir, pero si el humano quiere obtener sus productos medicinales de una manera más fácil y eficiente debe tener alguna forma de manejarlas y esa forma es a través de la apicultura. Se “cosecha” la miel cuando se obtienen los panales de estas cajas y cuadros de madera cuando están listos.
Hace unos días atrás tuve la oportunidad de cosechar miel junto a mi papá de unas colmenas que tenemos en la finca. Fue una experiencia maravillosa y de mucho aprendizaje. Estrené mi traje de “beekeeper” y no me picó ninguna abeja. Anteriormente las habíamos revisado pero la miel aún no estaba lista.
Obtuvimos alrededor de 2 galones de miel aunque aún nos quedan algunas colmenas por revisar. Dejamos mucha de la miel cosechada en sus panales y devolvimos los panales con crías a los cuadros de madera. Fueron unas 4 horas de trabajo ininterrumpido más 1 hora adicional para exprimir panales para obtener un poco de miel “a mano”.
Yo tengo unos cuantos panales que me traje para autoconsumo, la cera que quede la pienso derretir y utilizar en ungüentos medicinales para la piel. El fin es utilizar todo con responsabilidad y respeto reconociendo el trabajo de las abejas. Esta cera será más oscura que la comercial pues no está “blanqueada” y su olor será miel.
Otro proyecto que tenemos pendiente mi papá y yo es revisar una colmena que se instaló en un antiguo estanque de agua para las vacas de la finca construido por mi abuelo hace muchos años atrás. Este estanque está tapado por matojos y yerba pero las abejas encontraron un buen lugar para construir sus panales y vivir.
La miel de abeja
La miel es producida por abejas recolectando néctar rico en azúcar de las flores, que es un líquido transparente que consta de casi un 80% de agua y azúcares complejos.
La miel madura, extraída de la colmena por un apicultor, tiene una vida útil prolongada y no fermentará si se sella correctamente. Es importante recalcar que la miel real NO es espesa, es muy líquida o “rala”. El color y sabor puede variar de acuerdo a muchos factores. Toda miel real tarde que temprano se cristaliza. Es un proceso natural de las mieles sin pasteurizar ni filtrar. Se resuelve colocándola en baño de maría hasta que quede líquida nuevamente.
Composición nutricional de la miel
La miel es una mezcla de carbohidratos, aminoácidos, vitaminas, minerales, antioxidantes y otros compuestos. Contiene una serie de enzimas, que incluyen invertasa, glucosa oxidasa, catalasa y fosforilasa ácida.
Contiene trazos de las vitaminas B2, B5, B6 y vitamina C. La miel también contiene vitaminas B4 (también conocida como adenina) y B11 (ácido salicílico) ambas vitaminas no son esenciales por lo que no se requiere su consumo. Aparte de la miel, existen otros alimentos que también contienen ácido Salicílico (B11) que es el ingrediente activo principal de la Aspirina, el mismo está presente en todas las frutas, vegetales, hierbas y especias.
En la miel se encuentran minerales como el calcio, hierro, zinc, potasio, fósforo, magnesio, selenio, cromo y manganeso. El principal grupo de antioxidantes de la miel son los flavonoides, de los cuales la pinocembrina es el más sobresaliente, este antioxidante también se encuentra en el propóleo, el jengibre, la mejorana, el orégano, y en las partes aéreas de regaliz (licorice). La miel que es más oscura tiene mayores propiedades antioxidantes. A pesar de que es un subproducto de origen animal, la miel de abeja no tiene colesterol.
Propiedades de la miel
Estudios sobre la miel han demostrado que es antiséptica, antimicrobiana, antifebril, antiinflamatoria, antialérgica, antitóxica, sedante, laxante, antianémica, antioxidante, cicatrizante y limpiadora (externa e internamente), hidratante y depurativa de la sangre. Promueve la rehidratación, se digiere fácilmente, estimula la inmunidad y es beneficiosa para todo tipo de enfermedades de la piel.
Aquí algunas recetas que utilizo haciendo uso de miel:
Mascarilla para el rostro:
- 1 cucharada de avena
- 1 cucharada de miel pura
- 1 cucharada de agua
- Unas gotas de limón recién exprimido
Procedimiento:
Mezclar todos los ingredientes en un recipiente y colocar la mezcla en el rostro por unos 5 minutos o hasta que seque. Lavar con abundante agua y secar. La piel queda suave y humectada.
Aquí encuentras una receta de jarabe de cúrcuma endulzado con miel de abejas.
¿Utilizas la miel de abeja?
Referencias: